En esta semana fue puesto en línea el número 167-168 de la
Revista de la Educación Superior, auspiciada por la Asociación de Universidades
e Instituciones de Educación Superior, la ANUIES. El número finaliza el volumen
correspondiente al 2013 y su contenido puede ser consultado en la página
electrónica de la publicación: http://publicaciones.anuies.mx/revista.
Se trata de una edición de particular relieve por varias
razones. La primera es que con ella concluye un ciclo más de esta importante
publicación. El mismo fue abierto por la renovación editorial del medio,
acordada al seno de la asociación en 1998 e instrumentada por Felipe Martínez
Rizo en el periodo en que fungió como director de la publicación: de 1999 a
2002.
El relanzamiento de la revista a finales de los noventa
ocurrió y formó parte de una coyuntura crucial en la trayectoria de la ANUIES:
la generación de nuevas iniciativas para incidir sobre las políticas educativas
del régimen entrante. El trabajo de la asociación en esta dirección quedó plasmado,
entre otros elementos, en el documento La
educación superior en el siglo XXI, líneas estratégicas de desarrollo,
aprobado por la asamblea general en noviembre de 1999.
Fundada en 1973 por Alfonso Rangel Guerra, secretario
general ejecutivo de la ANUIES de 1966 a 1977, la revista cumplía hasta ese
momento una doble función: la de fungir como órgano de comunicación social del
trabajo deliberativo de la asociación, y la de brindar espacio académico a la
difusión de estudios y reflexiones en la problemática de la educación superior.
Ello explica que de 1973 a 1999 los directores de la misma hayan sido los
titulares de la secretaría general ejecutiva de la ANUIES.
El perfil propuesto por Martínez Rizo, ex rector de la
Universidad Autónoma de Aguascalientes y prestigiado especialista en varios
temas de la educación superior, implicó tres cambios fundamentales. Primero,
dar a la revista un perfil eminentemente académico, esto es publicar en ella
únicamente textos de esas características, e instituir la regla del arbitraje
anónimo bajo las reglas y estándares propios de las publicaciones científicas.
Segundo, hacer que la revista fuese dirigida por un académico independiente de
la asociación, apoyado por un comité editorial formado por especialistas
reconocidos. Tercero, incrementar la visibilidad e impacto internacional de la
publicación mediante el uso de tecnologías digitales. El perfil editorial
conseguido atrajo a las páginas de la revista a una cantidad creciente de
autores de México y América Latina y España.
A finales de 2002 Martínez Rizo fue designado titular del
recién creado Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Su puesto
como director de la revista fue ocupado por el autor de este comentario, a
invitación del entonces secretario general ejecutivo de la ANUIES, Jorge Luis
Ibarra Mendívil. El reto principal, identificado por el nuevo director y por
los integrantes del órgano editorial, consistía en consolidar el perfil
académico de la revista, así como en dar continuidad a las líneas de desarrollo
aprobadas en el pasado inmediato.
A lo largo de más de una década se sostuvo el compromiso de
hacer prevalecer la calidad académica de la publicación como línea prioritaria
de acción. Si bien es identificable una pauta de continuidad con la época
inaugurada en 1999, una serie de cambios graduales, todos ellos discutidos y
acordados por el consejo editorial, permitieron transitar por una ruta de
mejora. De 2003 a 2013 se publicaron más de doscientos textos, entre estudios,
ensayos, reportes de innovación y reseñas.
El número 167-168 con que concluye el periodo da muestra el
nivel de calidad y pertinencia conseguido en estos años. En él se incluye los
siguientes artículos de investigación: “Evaluación de la competencia de
expresión escrita argumentativa de estudiantes universitarios”, de Eduardo
Backhoff, Virginia Velasco y Margarita Peón; “La adicionalidad de los fondos públicos
en la innovación empresarial mexicana. El caso de Baja California (2001- 2010)”,
de Alejandro Mungaray, Sergio López, y Patricia Moctezuma; y “Nueva tendencia
en la educación superior, la oferta en zonas no metropolitanas”, de Juan Carlos
Ortega y Miguel A. Casillas”.
La sección de ensayos incluye los textos: “¿Qué son hoy las
humanidades y cuál ha sido su valor en la universidad?”, de Agustín Rivero
Franyutti; “Liderazgo académico” de María Lorena Hernández; “Modernización de
la educación superior, alternancia política y desigualdad en México”, de
Lorenza Villa Lever; “El TLCAN y las profesiones. Un estado de la cuestión”, de
Roberto Rodríguez; “La gestión en los institutos tecnológicos desde la
perspectiva de sus académicos”, de Jesús Francisco Galaz y Reyna Arcelia Brito;
y “¿Hacia una nueva forma de negociación del presupuesto federal de educación
superior? Actores y resultados para el ejercicio fiscal 2013”, de Javier
Mendoza Rojas.
Los temas tratados por los autores de este número son de
indiscutible actualidad y dan cuenta, a modo de ejemplo, de la temática que
cubre la revista. Vale la pena su lectura no solo por los especialistas, sino
por todos quienes tienen interés en el desarrollo de la educación superior del
país.
Para generar un nuevo ciclo editorial se ha
encomendado la dirección de la revista al doctor Imanol Ordorika, académico del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y ha procedido la renovación
del consejo editorial. Muy pronto podremos conocer las innovaciones que se
incorporen, seguramente enriquecerán la trayectoria de este importante medio de
difusión académica.