El 15 de mayo de 2011, en la ceremonia
del Día del Maestro, la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, se pronunció a
favor de convertir al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en
un organismo autónomo: “aún hoy, estamos pidiendo convertirlo (al INEE), señor
presidente, porque estamos claros de su convicción democrática, y su deseo de
que la sociedad se inmiscuya más en el tema, a que este instituto se convierta
en una institución autónoma y ciudadanizada.”
“Le tomo la palabra”, replicó Calderón, “para que vayamos
juntos en la evaluación universal de maestros (…) y para que fortalezcamos,
como usted ha señalado, al INEE.” Dos semanas más tarde, el 31 de mayo, se dio
a conocer el “Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y Directivos en
Servicio de Educación Básica”. El documento, suscrito por Alonso Lujambio y
Elba Esther Gordillo, aparecía como un punto culminante de la Alianza por la
Calidad de la Educación. Se programaron evaluaciones de 2012 a 2014.
El SNTE mantuvo la presión para refundar el INEE como
organismo autónomo. Simultáneamente, las autoridades educativas se dieron a la
tarea de discernir opciones de organización y normativa para facilitar la
independencia del instituto, aunque, se buscaba un diseño que evitara
modificaciones mediante una ley sujeta a deliberación parlamentaria.
En el segundo semestre de 2011 la alianza del SNTE con el
Ejecutivo Federal comenzó resquebrajarse. Primero por el respaldo del gremio a
la candidatura de Eruviel Ávila en el Estado de México, posteriormente en
virtud del acercamiento del sindicato a la postulación de Enrique Peña Nieto.
La alineación de la dirigencia sindical hacia la plataforma del PRI era un
hecho.
Por ello, la ceremonia del Día del Maestro de 2012 fue un
evento más bien áspero. El presidente anunció que daba cumplimiento a una de
las demandas planteadas por el sindicato para culminar los compromisos de la
ACE, es decir la autonomía del INEE. La reforma propuesta, se indicó, cumpliría
el objetivo de dotar al organismo de independencia respecto a la autoridad
educativa federal. La vía normativa adoptada fue un decreto presidencial
modificatorio del correspondiente a la creación del instituto, mediante el cual
se modificaba su personalidad jurídica original para transformarlo en un
organismo descentralizado no sectorizado, es decir administrativamente ajeno a
la SEP. El decreto se publicó en el Diario Oficial de la Federación al día
siguiente.
El mismo día (15 de mayo de 2012), la profesora Gordillo, anunció
a la prensa que la fracción legislativa del gremio había iniciado el trámite
para impulsar una iniciativa de ley que diera lugar a la renovación del INEE en
una perspectiva de autonomía de la SEP y del SNTE y, lo más importante, para
trascender la exclusividad de evaluación educativa dada a la SEP y las
autoridades educativas de los estados, generando en su lugar un mecanismo de
coordinación INEE-SEP para la realización de pruebas y la evaluación de
resultados.
La iniciativa del PANAL, entregada al Pleno de la cámara
baja y remitida a comisiones, sugería modificaciones al Tercero Constitucional
y a la Ley General de Educación y se acompañaba de una norma reglamentaria para
el instituto. Según la propuesta, el INEE se encargaría, además de llevar a cabo
evaluaciones específicas, de fijar los lineamientos de la política de
evaluación educativa del país, así como coordinar un sistema nacional de
evaluación, cuyo contenido y alcances se especifican en la iniciativa
reglamentaria (véase en: http://gaceta.diputados.gob.mx/PDF/61/2012/abr/20120417-VI.pdf).
El 16 de agosto se llevó a cabo el relevo de autoridades del
INEE de acuerdo a lo previsto en el decreto presidencial. Se designó, a
instancias del titular de la SEP, ya para entonces el doctor José Ángel Córdova
Villalobos, una Junta Directiva integrada por los académicos Mario Rueda
Beltrán, Lucrecia Santibáñez, María Ibarrola, Graciela Cordero y Margarita
Zorrila, directora saliente del instituto. El doctor Rueda fue designado
presidente de la Junta y por lo tanto titular del INEE.
De entonces a la fecha, en el INEE han estado ocupados,
además de proseguir con su programa anual de evaluaciones, de adecuar la
estructura administrativa y de gobierno a lo establecido en el decreto
presidencial. Lo más urgente está hecho pero resta un aspecto de fundamental
importancia, la integración de los consejos técnicos especializados para apoyar
académicamente las tareas de evaluación. La previsión es o era concretar este
proceso al comenzar 2013.
Pero el lunes pasado se difundieron los trazos generales de
la llamada Reforma Educativa del presidente Enrique Peña Nieto, uno de cuyos
puntos salientes es transformar al INEE, mediante reforma al Artículo Tercero,
en un órgano constitucional autónomo, con facultades de normar los procesos de
evaluación que corresponden a las autoridades educativas de la Federación y los
estados. Una de las diferencias más importantes entre la nueva propuesta y la
previa es que la Junta de Gobierno será aprobada por el Senado.
En resumen: el SNTE pactó con la SEP la evaluación universal
del magisterio. También propuso la reconstitución del INEE como ente
constitucional autónomo, que es justamente lo que ahora propone la Reforma
Educativa del presidente. Sin embargo, es claro que el sindicato se proponía
participar en el gobierno del instituto. La novedad entonces es política: al
parecer se limita la participación del gremio en el proceso de cambio. O está
acordado, o está a la puerta un conflicto de dimensiones mayúsculas.