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13 de mayo de 2010

El congreso del SNI

Con motivo del 25 aniversario del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el Conacyt y el Comité de Representantes de los Investigadores Nacionales convocaron al Primer Congreso de los miembros del SNI, evento celebrado del 5 al 8 de mayo en la ciudad de Querétaro.

A decir de los organizadores, la convocatoria, emitida la primera semana de marzo de este año, tuvo un inesperado nivel de respuesta. Aunque se previeron 500 lugares, para asistentes y ponentes, con apoyo de gastos de hospedaje y alimentos, esta cifra quedó colmada a los pocos días de haberse difundido la invitación. Incluso los 200 puestos previstos para la presentación de ponencias libres resultaron insuficientes ante el interés suscitado entre los miembros del SNI de participar en el congreso.

La convocatoria sugería cinco grandes temas a ser explorados: el papel de los investigadores en la problemática social del país; los investigadores y la generación del conocimiento; los investigadores nacionales y la aplicación del conocimiento; papel de los investigadores en la transmisión del conocimiento en el ámbito nacional, y estrategias para asegurar la transversalidad de las políticas del SNI en todos los sectores del Conacyt.

Como puede advertirse, la temática del encuentro se orientaba, en lo fundamental, al análisis de los efectos e impactos académicos y sociales del Sistema, antes que en temas relativos a la organización y funcionamiento del SNI o sobre la problemática de los investigadores nacionales. No obstante, la orientación y contenido de las ponencias libres, así como el propio interés de los participantes por discutir los pros y contras del funcionamiento real del SIN, marcaron, en buena medida, el tono y la sustancia del evento.

Además del programa de ponencias libres, el formato del congreso planteó la participación de especialistas y de funcionarios con cargo de responsabilidad en la gestión de instituciones de educación superior, ciencia y tecnología, en torno de un conjunto de mesas de discusión sobre asuntos puntuales. Temas como la relación entre el SNI y la investigación sectorial (energía, recursos naturales, salud pública, vinculación e innovación); varias mesas sobre evaluación en las distintas disciplinas de las ciencias y las humanidades, así como una mesa sobre las perspectivas de desarrollo del Sistema, fueron tratados en esa modalidad.

Además, se presentaron varias mesas plenarias. Sin contar las de inauguración y conclusiones, en plenaria fueron tratados los siguientes temas: ¿ha respondido el SNI a las necesidades del país?; el SNI visto por las instituciones; el SNI y la cultura de la evaluación; descentralización e internacionalización de la ciencia mexicana, y la investigación científica, ¿tarea individual, de grupos o de redes?

A decir verdad, el tema central del congreso (el papel del Sistema Nacional de Investigadores en el desarrollo de la investigación científica del país) fue rebasado, en la sección de ponencias invitadas, por uno más amplio: las condiciones institucionales de generación, difusión e impacto de la ciencia y la tecnología del país.

Durante el encuentro, y con posterioridad al mismo, la prensa resaltó la vertiente crítica de varias ponencias y participaciones. La Jornada, por ejemplo, cabeceó: “Llaman científicos y académicos a transformar el Sistema Nacional de Investigadores”, La Crónica destacó: “Sin mejores sistemas de pensiones en el SNI se carecerá de investigadores jóvenes”, y El Informador tituló la nota: “Falta a investigadores mexicanos competitividad en tecnología”.

La visión de conjunto, sin embargo, ofrece un panorama matizado. Sin duda en el congreso fueron puestos en el tapete de discusión temas enfocados a mejorar la organización del Sistema y asegurar el logro de sus propósitos. Por ejemplo, se reiteró la necesidad de evaluaciones más justas y transparentes, tales que permitan a los investigadores avanzar en el escalafón de niveles del Sistema; se discutieron las ventajes y vicios de la centralización que caracteriza a la organización del SNI en su conjunto, y se argumentó la necesidad de reformas en puntos como la valoración de la actividad docente, el peso de la difusión y las reglas para el ingreso, permanencia y promoción en el Sistema.

Lugar importante ocupó la reflexión sobre la maduración y envejecimiento de la planta académica y las previsiones que debiera tomar el Sistema al respecto. Pero también se destacó la legitimidad, credibilidad e importancia del SNI como medio para la profesionalización de la investigación científica, así como el importante papel compensatorio que ha jugado el Sistema ante la pérdida del poder adquisitivo del salario académico. Del mismo modo, se señalaron virtudes del SNI como un instrumento de estímulo a la configuración de comunidades y grupos académicos.

Luces y sombras, en fin. El principal saldo positivo del congreso es haber posibilitado a los investigadores la expresión de sus intereses y perspectivas, y haber permitido a los responsables de la gestión del SNI un pulso, si se quiere parcial, incompleto e imperfecto, pero al cabo inmediato y sistemático sobre el sentir de la comunidad involucrada en el Sistema. Se espera que con los materiales del congreso se abra una etapa de renovación del SNI. Ojalá.

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