Planteamos esta serie con la idea de explorar la problemática de la fuga de
cerebros mexicanos al extranjero, en particular con la intención de lograr una
aproximación elemental de sus dimensiones cuantitativas y cualitativas. Elegimos
el caso de la migración reciente de personas altamente calificadas de México a
Estados Unidos por dos razones. La primera, porque EU es, con amplio margen, el
principal destino de los emigrantes mexicanos. La segunda radica en la cantidad
y precisión de los datos al alcance para el análisis.
Tras haber revisado las principales fuentes de información, podemos ahora
intentar una síntesis de resultados, anotar los aspectos en que es necesario
profundizar, así como plantear algunas hipótesis sobre la evolución futura del
fenómeno.
En primer lugar, queda clara la inexistencia de datos específicos sobre la
magnitud e intensidad de la fuga de cerebros mexicanos, es decir, de indicadores
que den respuesta a preguntas tan simples como ¿cuántos se van cada año?,
¿cuántos se han ido en total?, ¿está creciendo o disminuye la tendencia?,
etcétera. Este déficit de información se debe, principalmente, a la carencia de
una definición unívoca y operacional del tipo migratorio al que se refiere la
fuga de cerebros.
Recientemente, algunos organismos multilaterales, como el Banco Mundial (BM)
y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han
generado estadísticas comparativas sobre el número y proporción de “personas
altamente calificadas” que actualmente viven en un país distinto al de su
nacimiento. El indicador que se maneja en ambas fuentes es el de escolaridad y
concentra a los conjuntos de población que satisfacen el criterio de contar con
estudios posteriores al ciclo de educación media, es decir, con educación
superior (completa o incompleta), estudios profesionales posteriores al
bachillerato o estudios de posgrado en sus distintos niveles.
Por ejemplo, el estudio de Frédéric Docquier y Abdeslam Marfouk
(“International Migration and Education Attaintment 1990-2000”, publicado en el
libro International Migration, Remittances and the Brain Drain, Banco Mundial,
2005) estima que hacia el año 2000 habría casi un millón (922 mil) mexicanos
“altamente calificados” viviendo en el extranjero.
Esta voluminosa cifra sólo
era superada, según el estudio, por Filipinas, con mil 136 millones, y la India,
con mil 37 millones (pág. 22 y ss.). Otros estudios, basados en la encuesta continua de población de EU y en datos
de la OCDE, calculan que la cifra de migrantes mexicanos altamente escolarizados
se aproxima, más bien, al medio millón de individuos, dato que, por cierto,
coincide con las cifras que maneja la SEP sobre el tema (véase “Fuga de cerebros
aumenta cada año”, Milenio, sección Tendencias, 03/03/2009). ¿Una discrepancia
del doble entre las distintas fuentes?
No. Lo que ocurre es que un dato, el del millón de migrantes, toma en cuenta
a quienes declaran haber concluido la educación media e iniciado la superior,
mientras que la cifra de medio millón incluye exclusivamente a quienes
concluyeron tal nivel de formación. Con la exploración de la encuesta continua
del censo estadunidense, mostramos aquí que, del total de migrantes mexicanos a
EU con escolaridad superior, sólo 130 mil cuentan con estudios de posgrado, y de
ellos aproximadamente once mil con grado de doctor.
Por lo tanto, si se toma en cuenta el indicador de escolaridad, todo depende
de la línea de corte, es decir, de la respuesta a la pregunta: ¿a partir de qué
escolaridad se considera “fuga de cerebros”? Si a esta dimensión (escolaridad)
se añade la variable ocupacional, el panorama se complica. Aquí mostramos, con
base en la fuente de datos indicada, que de los mexicanos que cuentan con
educación superior completa acaso la mitad de ellos está empleado en actividades
profesionales específicas, es decir, requieren el título profesional o el
posgrado.
Posteriormente, llevamos a cabo el análisis de la migración temporal en las
categorías de personal altamente especializado (visas H1B), profesionales
migrantes a través del TLCAN (visas TN), estudiantes (visas F1) y académicos en
programas de intercambio (visas J1). La consideración de estos datos permite
desglosar la migración temporal de los “cerebros” mexicanos en 16 mil por la vía
H1B, 19 mil 500 por la vía TN, 14 mil 800 estudiantes en programas de educación
superior o posgrado y 11 mil académicos en programas de intercambio. Poco más de
60 mil mexicanos altamente calificados que, hasta ahora, radican en EU con el
estatus de migrantes temporales. Algunos de ellos regresarán, otros buscarán la
residencia definitiva (green card) y otros más se nacionalizarán estadunidenses.
¿Cuántos? Depende de varios factores: uno, las oportunidades que en México se
generen para su retorno. Otro, las oportunidades que en Estados Unidos se les
ofrezcan para participar en el sector laboral en forma estable. En la
actualidad, ambos aspectos presentan una cara negativa, por la crisis económica.
Habrá, pues, que mantener atención a las expresiones de este fenómeno,
documentar su complejidad, insistir en la necesidad de definiciones y datos
específicos e insistir en la importancia de emprender estudios acerca de los
aspectos objetivos y subjetivos que subyacen en la decisión de emigrar del país
en busca de una mejor oportunidad.