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7 de mayo de 2009

Székely, bien

El pasado 28 de abril tuvo lugar la reunión del subsecretario de Educación Media, Miguel Székely Pardo, con los integrantes del Observatorio Filosófico por la Defensa de la Filosofía, organismo de reciente creación que ha aglutinado el interés de buena parte de la comunidad filosófica mexicana en favor de la inclusión del área de humanidades, en particular las disciplinas filosóficas, en el nuevo currículum de bachillerato que promueve la autoridad educativa federal.

La propuesta entregada al funcionario de la SEP contiene tres puntos. Primero, que se agregue el campo disciplinar de humanidades a los mencionados en el acuerdo 444 del 21 de octubre de 2008, capítulo III, artículo 7. Segundo, que se incluya en dicho campo disciplinar la filosofía y las competencias disciplinares básicas correspondientes. Estas competencias podrán desarrollarse mediante asignaturas tales como lógica, ética, introducción a la filosofía, estética, filosofía mexicana, filosofía política. Tercero, que se formule un nuevo acuerdo en el cual se incluyan los dos puntos anteriores y se publique en el Diario Oficial de la Federación.
 
En la reunión, Székely Pardo escuchó los argumentos de la propuesta, expresó su coincidencia acerca de la importancia de la formación humanística en el bachillerato y explicó el proceso de consulta que derivó en la iniciativa gubernamental. Al cabo, se comprometió a entregar una respuesta oficial a la brevedad, misma que, según declararon integrantes del OFM, "será consultada con las asociaciones y los académicos que constituyen la agrupación, pues la comunidad es la que tiene que decidir" (declaración de José Alfredo Torres, La Jornada, 29/04/09).
 
Al día siguiente, el subsecretario remitió al observatorio un documento que formula las alternativas que, desde la perspectiva de la SEP, pueden resolver el tema planteado. Se trata de un texto relativamente amplio que incluye un anexo sobre la enseñanza de disciplinas filosóficas en los planes vigentes de distintos subsistemas de bachillerato en México, pero, lo más importante, formaliza dos posibilidades bastante claras.
 
La primera opción consiste en modificar el tercer “campo disciplinar” del marco curricular común descrito en el acuerdo 444 de la SEP, que en el texto publicado en el DOF se refiere a las ciencias sociales, para que se denomine “Humanidades y ciencias sociales”, y que, además de las disciplinas de historia, sociología, política, economía y administración que ya incluye, agregue las de filosofía, ética, lógica y estética. Para que esta alternativa proceda bastaría, según el documento, que el Consejo Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu), órgano de coordinación de las autoridades educativas de las entidades de la federación, apruebe la modificación en su próxima sesión plenaria. La más próxima se celebrará el 22 de mayo.
 
La segunda opción, que se apega a la iniciativa del observatorio, consiste en añadir a la estructura de los denominados campos disciplinares (matemáticas, ciencias experimentales, ciencias sociales y comunicación) un nuevo campo, el de humanidades. Aclara el documento que esta alternativa, al modificar la estructura conceptual de la propuesta original, debería recorrer todas las etapas de consulta que transitó la misma, es decir, la organización de 32 foros estatales y cinco regionales, además de la aprobación de parte de la Conaedu y el visto bueno de la Comisión de Mejora Regulatoria. El plazo para agotar el proceso no está definido, pero conviene tener presente que las consultas que derivaron en la formulación del acuerdo 444 consumieron más de un año.
 
Una vez explicadas ambas opciones, el documento de Székely Pardo finaliza: “estaremos atentos a sus opiniones sobre estas dos alternativas.” Así las cosas, la pelota quedó en el campo de los filósofos. Es probable que cuando este artículo se publique, los integrantes del Observatorio Filosófico se hayan pronunciado al respecto, aunque no es fácil anticipar cuál será su resolución.
Por lo pronto, vale la pena comentar no tanto el contenido de la contrapropuesta de la SEP, que puede ser discutible, sino el tratamiento del caso de parte de la autoridad federal. Székely Pardo atendió, entendió y brindó una respuesta clara. Además, lo hizo con rapidez y con respeto al interlocutor. Sin duda, es encomiable. Así tendrían que ser las cosas.
 
Desde un punto de vista político, la actitud flexible del subsecretario seguramente ayuda al tejido de alianzas con el sector académico para hacer que avancen los propósitos de la reforma. Alianzas que, por cierto, serán indispensables a la hora de enfrentar los retos de implementación del marco curricular común en la eventual modificación de planes y programas del bachillerato.

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