A comienzos de mayo de 2007, Nicolas Sarkozy, político de
derecha impulsado por la Unión por un Movimiento Popular (UMP), alcanzó la
primera magistratura francesa al derrotar a la candidata
socialista Ségolène Royal. Sarkozy nombró a François Fillon primer ministro
quien, a su vez, designó a la ex diputada Valérie Pécresse al frente del
Ministerio de Educación Superior e Investigación. A finales de mayo, la
ministra Pécresse dio a conocer las líneas generales de su proyecto a través de
una convocatoria a la "Concertación sobre la reforma de la educación superior".
El discurso de Pécresse, pronunciado el 31 de mayo frente a rectores y
representantes de estudiantes, académicos y trabajadores de las universidades
francesas, arranca con un enunciado de propósitos claro y simple: "La
universidad francesa requiere de una renovación profunda" para posibilitar el
protagonismo de Francia en las condiciones de competitividad del siglo XXI.
"Colocar a la universidad a la altura de la ambición nacional" requiere, a
juicio de la ministra, impulsar reformas jurídicas, académicas y administrativas
que den lugar a una autonomía universitaria que libere fuerzas para el
desarrollo de las instituciones y mejore la calidad, competitividad y
pertinencia de la formación superior.
La reforma que se propone se basa en cinco pilares. El primero radica en las
"condiciones de vida que permitan a todos nuestros jóvenes proseguir sus
estudios." Al respecto, se considera no sólo la expansión y adecuación del
sistema de becas y ayudas económicas, sino también los servicios de salud física
y mental, la provisión de espacios para el deporte, la cultura y el
entretenimiento, así como la atención particular a alumnos discapacitados. La
cotidianidad estudiantil, dice Pécresse, ha de asimilarse al objetivo de una
"vida decente".
El segundo pilar del proyecto consiste en "hacer más atractiva la carrera
académica" lo que, se puede adivinar, significa el diseño e implantación de
programas de incentivos semejantes a los cuales funcionan en otros países. El
tercero es "ofrecer a todos las condiciones de trabajo materiales dignas de la
misión que la nación les confiere", propuesta que no está centrada tanto en la
mejora salarial, como en asegurar que los espacios universitarios (aulas,
talleres, laboratorios, cubículos, etcétera) aseguren un ambiente de trabajo
digno, adecuado y atractivo para la vida académica.
El cuarto pilar plantea desarrollar una planta de "jóvenes investigadores y
profesores investigadores que esté a la altura de lo que está en juego en el
plano de la investigación internacional". Este reto implica formar cuadros
científicos al más alto nivel posible y acercar los recursos materiales y
financieros que reclama la investigación de frontera. Para lograr tales
propósitos se convoca a la participación orgánica de la Agencia Nacional de
Investigación y a la Agencia de Evaluación para la Investigación y la Educación
Superior (AERES), la primera de carácter gubernamental y la segunda
independiente de la administración pública.
Por último, el quinto pilar del proyecto, sugerido según la ministra por
representantes estudiantiles, es enunciado como la necesidad de concentrar la
atención en la licenciatura. Al respecto, Pécresse hace notar la escasa
eficiencia terminar del ciclo (menos de 40 por ciento en la actualidad) debida a
múltiples factores, entre los cuales destaca la inconsistencia entre la oferta
universitaria y las preferencias vocacionales, las dificultades de inserción
laboral de los titulados, y la limitada capacidad de la educación superior como
canal efectivo de movilidad social.
Un proyecto de tal alcance requiere, desde
la perspectiva del gobierno, "refundar" la universidad a través de la autonomía,
lo cual, sugiere la ministra, es la condición necesaria para reactivar el
sistema de educación superior y dotarlo de la flexibilidad que requiere para su
desarrollo futuro. Propone, en consecuencia, diseñar una iniciativa de ley sobre
el gobierno y la autonomía universitaria y someterla al Parlamento. Hasta aquí
seguimos el documento "Lancement de la concertation sur la réforme de
lenseignement supérieur."
(http://www.nouvelleuniversite.gouv.fr/presse/dconcertationres.pdf).
Desde luego, llama la atención el breve lapso transcurrido entre el
nombramiento de la ministra Pécresse y la presentación y discusión de su
programa, sobre todo si lo comparamos con lo que pasa (o no pasa) en nuestro
país. Pero eso no es lo más importante. Lo es, en cambio, que el proyecto de ley
comprometido se elaboró, transitó y fue aprobado por los órganos legislativos en
acaso dos meses: la iniciativa fue formalmente recibida por el Senado el 4 de
julio, el 23 del mismo mes se presentó ante la Asamblea Nacional y, con aval de
ambas cámaras, se publicó en el Journal Officiel (11/08/07 con el título "Ley
número 2007-1199 del 10 de agosto de 2007 relativa a las libertades y
responsabilidades universitarias".
Más que una norma de educación superior como
tal, la ley consiste en una amplia serie de reformas al Código de Educación, las
cuales comentaremos la próxima semana.